Orlando Ortega de León, propietario de Lilium Gastropub
Hace ya nueve años un vino tinto de Lanzarote consiguió atraer poderosamente mi atención y despertar en mí una pasión hasta entonces inexistente por los vinos tintos de mi tierra. Era el Cenizas de Timanfaya 1999 del enólogo Alberto González Plasencia. Un vino que para mí, y sin lugar a dudas, marcó un antes y un después en el panorama vitivinícola conejero.
10 años después y del mismo enólogo, recibo con alegría y no con sorpresa que uno de los vinos tintos que elabora en estos momentos consigue una puntuación de 90 puntos en la que es, sin lugar a dudas, la Guía de Vinos Españolas más completa, Peñín.
Soy un profesional de la hostelería que llevo ya bastantes años viendo caras largas en mis paisanos cada vez que ofrezco un vino tinto conejero, por lo cual espero que de una vez por todas entendamos que nuestros vinos, para ser buenos, no tienen que parecerse a un Rioja o a un Ribera, sino, simplemente, han de ser y saber a lo que son. Vinos diferentes.