Chani Gil
A lo largo de la columna vertebral, el abdomen, la frente, las manos, los pies, una pequeña sobre el tercer ojo… La sesión de piedras calientes en el Spa del Arrecife Gran Hotel, hecha correctamente, es lo último para el cuerpo y la mente. Lo último antes de irte a la cama, el sofá o lo que se tercie, en pose relajada y tranquila.
Inspirada en la filosofía oriental, es un tratamiento eficaz para reestablecer el equilibrio en nuestro organismo. De lujo para paliar contracturas, ansiedad, insomnio, problemas de espalda, dolores musculares, mala circulación o estrés. De lujo como regalo de cumpleaños.
Si se quiere, se puede combinar con un tratamiento de hidroterapia (spa) en las mismas instalaciones (venía incluido en el regalo), y disfrutar de las propiedades terapéuticas del agua en el jacuzzi, las duchas circulares, termas, baño turco o la sauna. Y no pidan más, porque las instalaciones son reducidas. Por otro lado, si el clima lo permite, también se puede acceder a la piscina exterior, eso sí, con vistas a la avenida Fred Olsen.
Durante la sesión de piedras calientes, las instalaciones están perfectamente acondicionadas (aromaterapia, musicoterapia…) y adecuadas al tratamiento, con lo que la relajación es total.
El masaje en sí, va más allá de la experiencia física de los masajes típicos, y nos lleva a dimensiones más profundas de relajación y bienestar. Un viaje para el cuerpo, la mente y el espíritu. Amén.
Después de la sesión tan solo queda ducharse, y cenar algo, antes de que el sueño nos asista (si se va a última hora de la tarde, lo cual recomiendo). María del Mar y yo nos decidimos por un japo, por seguir con el rollito asiático.