Orlando Ortega
Lanzarote, no me cabe la menor duda, es punto de unión de muchos profesionales del sector turistico. Personas que como yo empezaron en esta profesión de formas muy dudosas casi de rebote, quizás por ser familiares de algún cocinero o camarero, jefes de sala, directores de hotel, o que simplemente encontraron un filón en lo que a un trabajo fácil de realizar se comprende, donde la profesionalidad no es el primer requisito por desgracia. Esto pasa aquí y les aseguro que en el resto del mundo también. No existe un lugar fantástico donde todo es perfecto en ésta, mi querida profesión.
Yo empecé en esto a muy temprana edad y desde el primer momento me gustó. No sé si esto pasa a menudo, supongo que no, porque la verdad, quedarse sin fines de semana, salir a la hora que el cliente decida y estar bajo el duro yugo de un maitre odioso no es precisamente un plato de buen gusto. A mí lo que me enganchó fueron las historias de glamour del pasado cuando hablaban del Steak Tartare, de maravillosos flambeados en mesa de poder trinchar una Langosta o incluso un Jarrete de ternera … en fin, cuando se hacían las cosas bien.
¿Y aquí en Lanzarote se hacían las cosas bien? Pues sí señores, aquí siempre ha habido grandes profesionales que han sabido importar su buen hacer desde todas partes del mundo, así que cuando escucho que en Lanzarote sólo se comían cebollas, gofio y pescado salado, no me queda más que decir a esas personas que ¡sí!, eso es lo que nos gusta. Nos gusta el pescado pasado de cocción, el solomillo hecho y el conejo frito con mucha aceite.
Después de esto pensaréis que no hemos avanzado y que comer así no es comer. A mi mujer le encanta comer así y a mi me encanta mi mujer, no sé si me explico. Tenemos diferentes gustos y yo los respeto, no es tan dificil de entender, ¿no?. ¿A que es muy distinto decir que un pescado está pasado de cocción a decir que está cerca de la carbonización? Señores, yo no voy diciendo que la fabada asturiana sea un bomba para el estómago, digo que es muy potente y calórica que es otra forma muy diferente de decir las cosas. Señores, con esto quiero decirles que aquí siempre ha habido lugares buenos donde comer y lo que ayer decíamos que era malo hoy decimos que es una joya gastronómica.
En Lanzarote hoy por hoy por si alguien no se ha enterado tenemos dos de los mejores restaurantes de Canarias según la guía Michelín: Amura de Puerto Calero y La Tegala en Mácher, por no hablar de Nizar, Aromas de Yaiza, Lagomar, Aguaviva y tantos otros que apuntan en un sentido excelente para que en Lanzarote se nos reconozca en el exterior por algo más que nuestras Playas y nuestro sol, ya que la gastronomía, señores, es ahora lo que no era antes. Ahora existen muy cerca de nosotros cocineros mediaticos que han sabido unirse para conseguir que se fijen en nosotros en todo el mundo, y atraer a esas personas que «allí» quieren probar la Fabada y «aquí» las Papas Negras , el cordero pelibuey, el cochino negro, viejas, jareas, y un largo etcétera de productos que hoy, por fin, hemos conseguido dar a conocer fuera de nuestras fronteras.