No deje de visitar: La Geria, Monumento al Campesino, Teguise, Fundación César Manrique y Famara.
¿Dónde comer?: Cocina internacional en Lagomar (Nazaret).
Un chapuzón: Famara (Playa Blanca).
Para fotografiar: Conjunto histórico de Teguise, Archipiélago Chinijo (desde playa de Famara), Charco de San Ginés y Puente de las Bolas ( en Arrecife)
El centro geográfico de Lanzarote tiene un sabor eminentemente cultural. En esta zona se ha concentrado la mayor parte de sus habitantes y sus actividades económicas tradicionales, la agricultura y la pesca principalmente. A estas fuentes de supervivencia rinde tributo César Manrique con su peculiar Monumento al Campesino. Además, la antigua capital lanzaroteña, Teguise, y la actual, Arrecife, se localizan en esta franja de territorio. El entorno natural en el que se desenvuelve la vida en el interior de la isla cobra toda su envergadura en La Geria y Caleta de Famara.
Precisamente en La Geria le sugerimos que inicie esta ruta por el centro lanzaroteño. Es un paraje natural protegido. Resulta un paisaje singular y embriagador por la gran extensión de cenizas volcánicas, procedentes de la erupción de Timanfaya entre 1730-1736, que bañan todo este escenario. Constituye la mayor superficie de cultivo de vid de Lanzarote. Su senda es perfecta para una ruta de vinos, ya que las bodegas circundan todo este valle natural. De sur a norte, éstas son las mejores: La Geria, Stratvs y El Grifo. Todas con sus respectivas, y exquisitas, salas de cata. Stratvs propone una didáctica experiencia cultural narrando todo el proceso de producción del vino. Por su parte, El Grifo, la bodega con mayor historia en la isla, muestra la antigua maquinaria del siglo XVIII. Contemplar la inmensidad natural mientras catamos un vinito redondea la visita a La Geria.
Muy cerquita de El Grifo, en pleno centro geográfico de la isla, se eleva el Monumento a la Fecundidad (al campesino de Lanzarote) creado por César Manrique. La casa museo y el restaurante es un conjunto arquitectónico formado por una serie de edificaciones que se inspiran en el prototipo de arquitectura tradicional lanzaroteña. En ella están presentes elementos tan representativos como chimeneas, eras, aljibes, patios, carpinterías, lagares… Como siempre, el sello distintivo de Manrique convierten este lugar en un bello paraje contemplativo de la naturaleza. El centro turístico incorpora una tradicional vertiente gastronómica en su restaurante y su independiente rincón de tapeo. Buen momento éste para recuperar fuerzas, después de catar los vinos de La Geria, con las papas arrugadas, el salpicón de pulpo o la sabrosa ventresca de atún.
Desde El Campesino, le planteamos que tome rumbo a Teguise. Es uno de los pocos entramados urbanos de la isla que conservan su estructura arquitectónica. Su casco peatonal empedrado le confiere un aire rústico que coincide con su parsimonioso día a día. Sus monumentos y palacios más admirables explicitan el carácter central que ocupó en el mundo de la cultura. El paseo por el casco histórico resulta muy agradable. Hay mucha vidilla gracias a la variedad de comercios, terrazas y restaurantes. El Convento de Santo Domingo y el Palacio de Spínola conforman algunas paradas culturales recomendadas, aunque a nuestro entender sobresale el Museo de la Piratería, en el castillo de Guanapay de la montaña de Santa Bárbara junto al pueblo. Además del interés cultural su ubicación, en plena fortaleza del siglo XVI, tiene una inmejorable vista hacia todas las latitudes de la isla.
Una de las estampas visualizadas desde el castillo de Guanapay es Famara. En el oeste de Lanzarote, constituye una vasta extensión de jable natural abrigada por el inquietante risco de esta localidad y con las islas vecinas de Archipiélago Chinijo (La Graciosa, Alegranza y Montaña Clara) en el horizonte. Sus seis kilómetros de playa se erigen, junto a Papagayo, en la mejor zona de baño de la isla. Por sus condiciones climáticas se concita un ambiente deportivo de aventura, surf y kitesurf, y su inmensidad acoge una especie de polideportivo perfecto para la caminata, el fútbol playa, la cometa… Caleta de Famara es un pueblito pesquero encantador por sus calles de jable. En su avenida marítima hay una variada oferta gastronómica a base de pescado fresco del litoral.
Con el bienestar corporal consecuencia del baño en Famara, le sugerimos que atraviese el centro insular de oeste a este en busca de la capital lanzaroteña, Arrecife. A unos pocos kilómetros de la capital, en Tahíche, encontraremos la antigua residencia de César Manrique, en la actualidad sede de su Fundación. Manrique en estado puro. Visita obligada para los amantes del arte y del buen gusto. Ya en Arrecife, vayan directamente hacia su primera línea de mar, que puede contemplarse desde el Museo Internacional de Arte Contemporáneo del Castillo de San José. El centro de la ciudad ofrece sus valores históricos en el conjunto del Castillo de San Gabriel (1742) conformado por esta fortaleza y la ya mítica silueta del puente de Las Bolas, y el Charco de San Ginés, un pequeño núcleo marinero.
Alrededor de este entramado patrimonial se concentra un atractivo centro comercial en la calle León y Castillo. Siguiendo la senda del litoral tropezaremos con la estética playa de El Reducto. A su lado emerge el Arrecife Gran Hotel. En su 17ª planta, la cafetería Star´s City conforma un lugar estratégico donde visualizar la espectacular marina arrecifeña. Por lo demás, Arrecife sobresale por su pequeña pero variada oferta noctámbula (en El Tambo, Buzo´s Bar y Tsunami encontrarán un ambiente muy grato).