Nota: Existe espacio reservado para los fumadores.
La primera taberna de pinchos de Lizarran que abrió en España se situó en Sitges, Cataluña. Aconteció en 1988. Hoy, más de 20 años después, su cocina sencilla a base de montaditos y tapas se ha convertido en franquicia. No sólo se han levantado tascas Lizarran en toda la geografía nacional. Sus pinchos se toman con éxito en Estados Unidos, Rusia o Italia. Y en éstas, en 2011, llega a Lanzarote.
La encontramos en Playa Honda, en la trasera del centro comercial Deiland. Nos gusta su perfil de tasca. El edificio interior es bastante holgado, robusto, con una inmensa barra de madera que acoge a los comensales y desde donde iremos sirviéndonos bocados diversos. A su alrededor se despliega el mobiliario, muy típico de tascas. Lizarran se abre al cielo ocupando un rinconcito de la terraza Deiland. Asocada por la instalación comercial resulta un lugar bastante agradable, aunque no nos convencen los taburetes, un pelín incómodos para lumbares dañadas.
La principal diferencia con otros lugares de pinchos en Lanzarote proviene de su cocina. Es un continuo ir y venir de bandejas con nuevos sabores, recién hechos y frescos, humeantes y deliciosos. La variada combinación de los productos, aunque no arriesgan en la confección de los montaditos, nos garantiza una rica velada gastronómica a buen precio.
En este ir y venir incansable degustamos bocados de una exquisita morcilla, croquetas sustanciosas, tomate y atún, ensaladilla, huevos de codorniz sobre pisto de verduras, minihamburguesas con cebolla caramelizada, tortillas con sus lonchas de ibérico «mantequilloso», tortillas de bacalao, salmón y gulas… Visto el modus operandi de Lizarran, los camareros recorriendo toda la instalación con las bandejas humeantes, nos dejamos llevar y sólo pedimos las copas de tinto y las cañas de cerveza. Los bocados llegan a tu mesa sin necesidad de hacer cola. Dependiendo de la calidad del montadito los precios oscilan entre 1,2 y 1,9 euros. La casa confía en el comensal, que dejará los palillos del pincho en los platos y le cobrará según su número y tipología (palillo gigante, plano o redondo).
La oferta culinaria se extiende con un menú variado de tapas, bandejas de quesos e ibéricos y ensaladas. Ensaladilla rusa, pulpo a la feira, chorizos a la sidra, tacos de solomillo, papas bravas… Lizarran tiene producción de vino y sidra propia. En este sentido, para tratarse de un lugar de montaditos, destaca por su carta de caldos. El servicio resalta por su agilidad y resulta bastante ameno. La experiencia se redondea por su precio: Unos 10-15 euros por persona.