Cuenta la leyenda que el Islote de Hilario, en pleno corazón del Parque Nacional de Timanfaya, toma su nombre gracias al propio Hilario, un lanzaroteño que, después de luchar en la guerra de Filipinas, decidío optar por el retiro en una ermita en dicho islote durante más de medio siglo, sin más compañía que su camella.
Desde el domingo, 11 de noviembre, y hasta el martes, 11 de diciembre, se mantendrá abierta al público la obra del grancanario José Rosales en el Convento de Santo Domingo, en la Villa de Teguise. La pintura de este autor recrea, en esta ocasión, la leyenda de Hilario. Rosales retrata a a este personaje solitario como un anacoreta en medio de un desolado paisaje en el que desarrolla su vida. En este evento participan también otros artistas. Sergio Domínguez Jaén ha elaborado un cuento simbólico sobre la imaginaria soledad del ermitaño y Tomás Pérez Esaú participa con una serie de jaicus (pequeños poemas de origen japonés) que se incluyen en la exposición.