La IV Muestra de Cine de Lanzarote se celebra este año 2014 entre el 12 y el 21 de diciembre. El encuentro cinematográfico, que se desarrollará en varios escenarios de la isla, incluirá este año en su programación un curso impartido por el director del cine Víctor Erice. El autor de El Sur, El espíritu de la colmena o “El sol del membrillo, será el encargado de dirigir un seminario que lleva por título ‘Documental y ficción, y que tendrá lugar del 15 al 18 de diciembre.
El curso tiene plazas limitadas y ya está abierto el periodo de inscripción. Los interesados en matricularse deberán hacerlo a través de la web de la Muestra (www.muestradecinedelanzarote.com). El precio es de 180 euros, y su horario será de 16:00 a 19:00 horas.
La IV Muestra de Cine Europeo de Lanzarote tendrá como escenarios el Teatro de San Bartolomé, los centros Cívicos de Arrecife y Playa Honda, los Multicines Atlántida, el Charco de San Ginés y A Casa de José Saramago. Entre sus diferentes secciones, volverá a dar cabida a la mejor y más actual cinematografía europea, pero también habrá hueco para el cine de otros ámbitos geográficos, así como para las últimas producciones del cine canario y español más ‘disidente’.
Así, el encuentro con el Séptimo Arte incluirá secciones como Panorama del cine contemporáneo, Lux Days Films, El otro cine español o Cine Canario‘, entre otras. Además, contará con charlas, conferencias y encuentros con directores y profesionales de reconocido prestigio. Se proyectarán trabajos del propio Víctor Erice, de Win Wenders o del canario Víctor Moreno, así como las últimas películas de Pawel Pailikowski, Neus Ballús, Albert Serra, Naomi Kawase, Isaki Lacuesta, y un largo etcétera.
Programación
Documental y Ficción: Seminario a cargo de Víctor Erice
Parece claro que vivimos un tiempo de especialización en todos los órdenes de la vida cotidiana, algo que se deja sentir de una manera particular en el campo de la enseñanza. Si nos remitimos a la docencia del cine -con su actual proliferación de escuelas, cursos y talleres- esta pulsión ha ido generando un torrente de ideas y convenciones, un muy variado corpus teórico que, a veces, en sus expresiones más pragmáticas, se asemeja a una especie de código de la circulación. Para circular, sí, pero ¿desde dónde? ¿hacia dónde?¿en pos de qué? Son preguntas que uno se hace, y que quizá más de un interesado por el cine puede hoy compartir.
Desde esa inquietud se plantea el presente seminario, que girará entorno a las relaciones que desde sus orígenes el cine ha mantenido con el documental y la ficción. Un seminario que no tendrá un caracter disciplinar ni responderá a un criterio basado en la especialización, es decir, al despliegue de un formulario o un manual capaces de integrar los procesos de elaboración que comportan tanto las denominadas convencionalmente películas documentales como las de ficción. Sin dudar de la utilidad que este tipo de exposiciones puedan tener, aquí se tratará de algo distinto, una tentativa que aspira modestamente a situarse justo allí donde se hunden las raíces del lenguaje, y brota la pregunta fundamental: ¿qué es el cine? Mejor: ¿qué es, qué puede ser el cine hoy?
Apoyándose en una selección de películas y autores, este seminario pretende llevar a cabo la búsqueda de la ficción en el interior del documental y viceversa: el rasgo documental que las obras ficción han ofrecido y pueden ofrecer. ¿Con qué objeto? El de transmitir los caracteres de una experiencia primordial del cine y, simultáneamente, alertar sobre la difícil encrucijada en la que hoy se encuentra. De un lado, porque la producción dominante a escala planetaria, que tiene su base en Hollywood, ha iniciado una mutación espectacular, adoptando cada vez más las formas de la imagen virtual; de otro, porque el lenguaje cinematográfico, sometido a los condicionamientos de una profunda tansformación técnica, ha dejado de ser algo en sí mismo, como lo fue durante muchos años, para convertirse en un apéndice de lo que se ha dado en llamar el Audiovisual. Semejante proceso ha suscitado un efecto de desnaturalización y pérdida irreparables, como si el cine, sometido más que nunca a las leyes del Mercado, hubiera sido despojado socialmente de sus orígenes y obligado a ingresar en una historia que ya nunca más será suya. En esta situación, no es exagerado afirmar que la mirada documental – aplicada o no a una ficción explícita-, renovando la necesidad de observar las cosas mientras se filma, hace que el cine logre mantenerse en contacto con el mundo.