Texto: Ocio Lanzarote. Fotos: Natividad Betancor (sus fotos).
Bienestar y relajación instantáneos. Desde que el terapeuta empieza a moverte sobre el agua, las ondas acuáticas generan un insuperable estado de placidez. El Watsu es la primera forma de trabajo corporal en el agua. Se desarrolló a principios de la década de los ochenta del siglo pasado, cuando Harold Dull lo aplicó con sus estudiantes de Shiatsu en la piscina de agua caliente de Harbin Hot Spring. Con el paso de los años, esta técnica se ha depurado. Basada en el tacto, en la conexión y confianza con el masajista, se erige en una terapia acuática profundamente relajante.
Su esencia viene determinada por los movimientos en el agua, mientras estamos acunados bajo los brazos del terapeuta, los puntos de acupuntura oriental y el masaje shiatsu. En cierto sentido, retrocedemos en el tiempo. Tanto, que todavía no hemos visto la luz. Sí, resulta lo más parecido a nuestros movimientos en el útero materno. Se confirma la advertencia previa de Stef: La clave está en las ondas generadas por los giros y movimientos en el agua. Éstas producen una sensación sublime. Por muy activado que estuviera, que lo estaba, pasé enseguida a un óptimo estado de relajación. Ayuda, y de qué manera, el sonido dentro del agua. Un permanente vientecillo ligero y agradable que me acompaña durante toda la sesión potenciando el bienestar.
A excepción de la cara, el resto del cuerpo está inmerso en el agua. Los movimientos se combinan con estiramientos suaves. Sin embargo, la percepción es que nuestras articulaciones nunca gozaron de tan buena flexibilidad. Los brazos y el cuello han dejado en el olvido su habitual rigidez, ganando plenitud. El agua atenúa el peso de las vértebras, permitiendo a la columna vertebral abrirse y moverse libremente, sin las usuales restricciones producidas por la gravedad y las tensiones musculares. Otro notable beneficio físico proviene del estiramiento muscular, que ayuda a incrementar la circulación sanguínea. En su conjunto, el Watsu tiene beneficios curativos frente a problemas de estrés, insomnio, falta de energía, trastornos musculares, óseos y de articulaciones, migraña y tensión. En el apartado síquico reporta calma y propicia la energía positiva.
En lugar de flotar parecemos volar. Un vuelo ligero en las cunas y sillas que nos facilita el masajista. Después de los suaves estiramientos de los brazos y el cuello, nos mece en posición fetal mientras, repetidamente, extiende y flexiona nuestras piernas agrupadas. Una profunda descarga que alivia la cargazón de las extremidades inferiores. Esta parte de la sesión se culmina con una acupresión en la zona lumbar de nuestra espalda. Son pequeñas punzadas, aplicadas consecutivamente, que mitigan la tensión tan característica de las lumbares.
Con el agua a 34º, el terapeuta nos zambulle en la piscina. Previamente nos ha facilitado un utensilio para obstruir las fosas nasales y respirar por la boca. El watsu bajo el agua provoca, según se produce la inmersión, una idílica sensación. En muy pocos segundos, nuestro estado de relajación se incrementa notablemente. Un colocón de aúpa, vaya. Lástima que en mi caso, debido a que entró un poco de agua por la nariz, durara tan poco. La dinámica bajo el agua resulta similar. Pequeños movimientos que provocarán las ondas acuáticas y éstas, a su vez, incidirán en nuestro reposo. No obstante, ante mis comentarios, Stef me comenta que todavía no lo he explorado del todo y que esta modalidad conforma un mundo aparte.
Afronto la recta final de la sesión. Unos últimos movimientos, mucho más lentos y placenteros, me devuelven a la posición inicial. El lateral del magnífico plato del spa del Hesperia de Puerto Calero, junto a los escalones de entrada a la misma. En posición vertical, el cuello bien fijado a la parte superior de la piscina, percibo que puedo estar horas en esta postura. Sereno, plenamente sereno.
No hay que estar enfermo o estresado para disfrutar de la relajación proporcionada por el Watsu. No es necesario saber nadar. La terapia está especialmente indicada para las embarazadas, fomentándose una conexión intensa entre madre e hijo, por estar en el mismo ambiente acuático. Está contraindicado a personas que sufran otitis, insuficiencia cardíaca descompensada y enfermedades siquiátricas agudas (como la psicosis).
¿Dónde darse una sesión de Watsu en Lanzarote?
Stef es un terapeuta especializado en Watsu. Tiene más de cinco años de experiencia en las terapias acuáticas. Se ha formado en Estados Unidos, Suiza, India y Francia. Antes de instalarse en Lanzarote, Stef ha ejercido de terapeuta en alguno de los spas más selectos del mundo ofreciendo sesiones de Watsu. La sesión dura una hora aproximadamente. La tarifa es de 50 euros. Pueden informarse en su web oficial y reservar hora remitiendo un correo electrónico a watsulanzarote@gmail.com, llamar al teléfono 633 468 311 o remitir un fax al 928 529 833.