Texto: Ocio Lanzarote. Fotografía: Dani Stein.
CÓMO ABORDARLO: Dejar el vehículo en las afueras de Lugar de Tinguatón, en un aparcamiento al pie del parque natural de Los Volcanes. DISTANCIA: 11.5 kilómetros. DIFICULTAD: Baja. DURACIÓN: Alrededor de cuatro horas. A TENER EN CUENTA: Llevar ropa y calzado adecuado. Agua. Alguna chocolatina y bollería. Gorra y crema solar.
Un recorrido espectacular en pleno parque natural de Los Volcanes. Localizamos el inicio del sendero de forma muy sencilla. A un kilómetro aproximado al sur de la salida de Tinguatón tropezaremos con una zona de aparcamiento bastante amplia. En el margen izquierdo de la carretera, justo enfrente del estacionamiento, hallaremos un cartelón de madera que desvela el itinerario. Asimismo, se aprecia nítidamente toda la ruta, encuadrada en una holgada vereda de tierra en medio de las majestuosas formas de lava de este espacio protegido.
El magma solidificado con el paso de los siglos resulta la estampa más singular del sendero. El escenario, de apariencia seca, contrasta con la presencia paradójica en plena lava de múltiples especies vegetales. La más peculiar, sin duda, procede del molusco y el líquen incrustados en su orografía. Sin embargo, llama poderosamente la atención la aparición de verodes, higueras y palmeras que salpica el rofe circundante de la lava.
Un atronador silencio envuelve todo este territorio, donde nos cobijan las montañas de Ortiz y Tinguatón. Las caprichosas formas del vasto paraje invitan a sentarnos y contemplar la bellísima postal de las cercanas montañas de Timanfaya. La negra ceniza y las oscuras formas de lava que bañan este escenario encajan perfectamente con el ocre y el rojizo imperantes en las vecinas cimas de fuego. En apenas una hora de pateo en dirección sur y suroeste-sureste, hemos asistido a diferentes perspectivas de incalculable valor paisajístico.
Terrenos agrícolas en medio de la lava
A la altura de montaña Ortiz, seguiremos en dirección suroeste-sureste con el objetivo de alcanzar Tisalaya en una hora aproximada. A la media hora de camino encontraremos un recóndito espacio en forma de merendero. Un curioso cartel nos da la bienvenida a una coqueta cueva, que sirve para celebraciones varias. En el letrero aparecen las distintas solicitudes en el calendario que han dado vida al pequeño recoveco subterráneo: cumpleaños y parrandas básicamente. Sin duda, una celebración diferente rodeados de lava y la penetrante noche de este parque natural. Tras dos horas de sendero, el merendero resulta lugar ideal para tomar un buen avituallamiento.
Desde este punto contemplamos la continuación del camino. Una pequeña ladera, fácilmente detectable por la aparición de tres especies de árbol muy frondosas, nos sitúa en un nuevo escenario. Con un mayor nivel de erosión, el manto de lava se nos presenta completamente devastador. Nuestra retina contempla el baño de ceniza que puebla el horizonte: una instantánea de una primorosa belleza. En la lejanía, a la altura de Tisalaya, se empieza a apreciar la mano del hombre con la singular obra arquitectónica que cobija la agricultura insular.
Se trata de una muestra de ingenio humano. El aprovechamiento de cualquier asentamiento húmedo transformado en cultivo. El alisio imperante se combatía, y se combate, con el asocamiento del terreno gracias a la disposición de piedra natural. Entre Tisalaya y el vecino pueblo de La Vegueta, hay infinitos espacios cultivados entre el magma solidificado y las montañas que lo rodean. En este sentido, el paisaje resultante aunque desordenado, entre tantas parras de uva, cultivos de papas y cebollas, es embriagador.
Esta parte del sendero pierde algo de elegancia. No hay orden urbanístico, aunque las casas en pleno paraje natural encajan con el medio. Muchos de estos hogares incorporan sus propias bodegas. La creación del vino casero se ha extendido por todo el municipio de Tinajo. Así, la proliferación de cosechas de vid constituye la tónica predominante de esta franja de territorio. Estamos situados entre La Vegueta y Mancha Blanca. Las muestras diversas de arquitectura tradicional lanzaroteña conforman un atractivo de este paraje. En las cercanías de Mancha Blanca, a la altura de la Ermita de Los Dolores, retornaremos a Tinguatón cuatro horas después de iniciado el pateo.
Nota: Ocio Lanzarote agradece el trabajo fotográfico de Dani Stein que ilustra esta entrada informativa. Sus fotos.
Para después del pateo: Podemos degustar unas tapas canarias en El Monumento al Campesino.
Ver Ortiz-Tinguatón en un mapa más grande