Un restaurante que se ha confirmado como una garantía gracias a la buena selección de sus productos y su magnífica relación calidad-precio. La decoración es la propia de una casa de comidas, pero apunta algunos detalles originales, como darle valor a los toneles de vino en forma de mesas de tapas. También resulta curioso que el asador de carne esté a la vista de la clientela. Alrededor de la estancia de picoteo están dispuestas algunas mesas rodeadas de raíces de viña y algunos bodegones referentes al mundo de la sidra.
Sidrería Las Viñas no tiene carta. Y ni falta que le hace. El restaurador Carlos informa puntualmente en cada mesa de los manjares del día. Lo vive de tal forma que te apetece degustar el listado completo que te ofrece. De cuchara: Una sustanciosa fabada asturiana o berdinas con cordero. Disfrutamos de nuestra elección. Un arroz negro brillante y delicioso. De picoteo, la cocina acierta con unas estupendas croquetas de jamón. También probamos en una reciente visita unos croquetones de espinacas y langostinos, una ración agradecida de ibérico y una ensalada de queso de cabra perfectamente aliñada.
Los platos principales se preparan de manera sencilla, pero se consigue extraer lo mejor de las sabrosas piezas de carne y pescado de la casa. Entrecot, chuletón, angus, secreto y presa ibérica… Dimos cuenta de un perfecto corte de entrecot al punto. Una deslumbrante pieza de angus, codiciada carne escocesa, extremadamente suave y apetitosa. En cuanto a pescados degustamos un correcto bacalao a la plancha y una bandeja de pez sierra. Las raciones vienen muy bien servidas. En este sentido nos sorprendió agradablemente el precio del angus. Ya la habíamos degustado en otros restaurantes por 25 y 23 euros respectivamente. Aquí, la delicia escocesa está en 20 euros.
La carta de vinos disponible es aceptable en cuanto a calidad y precios. De postres la clientela valora el sabor casero. La tarta de queso, un biscuit de plátano, el arroz con leche o las cuatro texturas de chocolate resultan las opciones más destacadas. Todo es rápido en Sidrería Las Viñas. Sorprende la velocidad y el buen trato de su servicio en un espacio que en sus mejores días está lleno hasta la bandera. Este éxito precisamente constituye el principal inconveniente del lugar. Tanta gente bien servida, entre chatos de sidra, cañas y vinos, complica en algunos momentos la conversación distendida alrededor de la mesa.
Para antes y después: El Multicines Deiland (consultar cartelera) se encuentra muy cerca de Las Viñas. Arrecife está a unos pocos kilómetros de esta sidrería, por lo que empatar una cena aquí con la marcha nocturna de la capital resulta ideal.