Nota: No existe espacio reservado para los no fumadores.
Hermanada con Kerman La Pikada, La Repikada repite la sencilla pero exitosa receta del primero, aunque en un espacio más agradecido y agradable. Pinchos y tapeo heterogéneo a muy buen precio. Ésta resulta la fórmula que ha calado entre residentes y visitantes del núcleo turístico de Costa Teguise.
Los montaditos nos sirven de aperitivo acompañados de una caña o una copa de tinto. Excelentemente presentados, resaltan por su variedad. Un amplio abanico conforma la carta de pinchos. El atún, el pimiento de piquillo, un buen jabugo, serrano, chorizo y lomo ibérico que se combinan con roquefort, bríe o manchego. Una amplia vitrina se va reponiendo a lo largo del día y la fotografía refleja un surtido de bocados bien diverso: anchoas, tortilla de bacalao, gambas, ensaladilla, huevo, gulas… Para tratarse de un sitio de tapeo rápido, los montaditos están logrados.
La estrechez característica de Kerman La Pikada ha quedado en el olvido con La Repikada. Un holgado salón principal de perfil rústico, en cuya decoración destaca la madera y los colores de la ikurriña, recibe al comensal en un confortable mobiliario. Bien distribuidas las mesas, logramos cierta privacidad, aunque ésta se incrementa en la acogedora terraza cobijada del constante viento de Costa Teguise. La amplitud del espacio no ha evitado un problema con este punto gastronómico. Su éxito obliga a reservar mesa si no queremos esperar. Siempre recomendable, constituye casi una obligación si salimos de pinchos las noches de los viernes y sábados. No está de más, pues, pedir mesa previamente (928 346 867).
El menú gastronómico de Kerman se extiende a un completo paquete de platos sencillos. Hasta por 40 diferentes podemos decantarnos. La carta varía cada día, aunque mantiene unas variables características: dos o tres ensaladas, siete u ocho raciones de carnes, otras tantas de pescado, pasta, arroz… Como decíamos, los guisos son sencillos. Una sencillez para nada reñida con la consistencia de los platos. Sobre todo si atendemos la relación calidad-precio.
Una apuesta segura es el roast beef, unos estupendos calamares fritos, el atún, el fogonero, el cuadril y el solomillo. Las raciones se preparan en un santiamén, porque, ante todo, La Repikada es celeridad. Un pequeño pero resulta de la ausencia de carta. Tendremos que levantarnos y elegir. Un matiz que encuentra solución gracias a la rapidez del personal, cuya maquinaria está perfectamente engrasada.
También carente de una carta de vinos, la disponibilidad de caldos se encuentra por encima de este tipo de tasca y, además, a muy buena relación calidad-precio. Sorprende la cocina con el ramillete de postres: Una docena cada día, de los cuales seis son caseros. El servicio de La Repikada resulta cercano y agradable. Por su parte, el ambiente reinante invita al comensal a estirar la estancia en plan arrancadilla de una posible salida nocturna.
Para antes y después: A un paso de La Repikada se encuentra el bullicioso Pueblo Marinero (recomendamos el pub de chill out Orient Express). Los acordes procedentes del Jazz…mi madre! alcanzan la terraza de este punto de tapeo.