Buenas referencias nos llegaron del restaurante El Olivo. Referencias solventes, claro está. Apuntaban que no había una cocina excesivamente elaborada, pero sorprendía la calidad de los productos y el precio del cubierto, entre 25 y 30 euros por persona.
El chef Roberto Bañuelos hace valer su experiencia. En efecto, piezas frescas, de primera calidad y una cocina directa, sin artificios. Nos acomodamos en la estupenda terraza del restaurante que mira a Lobos, Fuerteventura y la cercana playa Dorada de Playa Blanca. Abrimos boca con un sabroso aperitivo, queso ahumado de Femés frito con una suave mermelada de higos. Grata sorpresa para el paladar la degustación del surtido de croquetas del mar. Especialmente las rellenas de erizo de un sabor peculiar y muy generoso. Correctas las de chipirones y nos quedamos con las ganas de apreciar las de centollo. Rematamos los entrantes con una estupenda ración de aguacate, gambas y salmón ahumado.
En pleno agosto turístico, había un buen número de comensales aquél día. Destacamos que la cocina se coordina de manera óptima con el servicio. El tiempo exacto entre platos. Preciso para darnos a la conversación, tomar algunas notas, fotos y disfrutar del día y las vistas. Llega la ración de arroz negro. Restaurante El Olivo tiene como una de sus especialidades la cocina del arroz. Paellas, arroz negro o caldoso con bogavante. Todos con arroz bomba. Elegimos el negro, preparado con un fondo de calamares y sepia. Un plato redondo, acompañado de un suavísimo alioli.
Hablando de aliolis y de productos frescos. Vaya, vaya. Lo elegante que viene esa aparente extrañeza: Bacalao gratinado con alioli de fresa. Sencillamente primoroso. Nos quedamos sin palabras con esta descomunal y delicada pieza de balacao. Y la extrañeza, el alioli de fresa, el encaje perfecto. Cuando volvamos nos va a costar mucho no repetir.
Estaba más que correcto el solomillo con foie y una reducción de Pedro Ximénez. No obstante, llegó después del bacalao que había puesto el listón en el séptimo cielo. Éramos dos comensales, pero era obligación de nuestra casa probar al menos un postre. El Olivo tiene margen de avance en el listado repostero y la carta de vinos. Sobre todo en la de vinos. Entendemos que la cocina del lugar merece una apuesta más variada. No había estómago que resistiera un tradicional bienmesabe con helado. Así que nos decantamos por el seguro coulant de chocolate. «Probarlo, sólo, y ya está», nos dijimos cuando lo pedimos. Ni rastro del coulant después de posarse en la mesa: «¿A ver quién cena hoy, cristiano?».
Galería de imágenes de Restaurante El Olivo
Restaurantes en Lanzarote
De tapas en Lanzarote
En pleno agosto turístico, había un buen número de comensales aquél día. Destacamos que la cocina se coordina de manera óptima con el servicio. El tiempo exacto entre platos. Preciso para darnos a la conversación, tomar algunas notas, fotos y disfrutar del día y las vistas. Llega la ración de arroz negro. Restaurante El Olivo tiene como una de sus especialidades la cocina del arroz. Paellas, arroz negro o caldoso con bogavante. Todos con arroz bomba. Elegimos el negro, preparado con un fondo de calamares y sepia. Un plato redondo, acompañado de un suavísimo alioli.
Hablando de aliolis y de productos frescos. Vaya, vaya. Lo elegante que viene esa aparente extrañeza: Bacalao gratinado con alioli de fresa. Sencillamente primoroso. Nos quedamos sin palabras con esta descomunal y delicada pieza de balacao. Y la extrañeza, el alioli de fresa, el encaje perfecto. Cuando volvamos nos va a costar mucho no repetir.
Estaba más que correcto el solomillo con foie y una reducción de Pedro Ximénez. No obstante, llegó después del bacalao que había puesto el listón en el séptimo cielo. Éramos dos comensales, pero era obligación de nuestra casa probar al menos un postre. El Olivo tiene margen de avance en el listado repostero y la carta de vinos. Sobre todo en la de vinos. Entendemos que la cocina del lugar merece una apuesta más variada. No había estómago que resistiera un tradicional bienmesabe con helado. Así que nos decantamos por el seguro coulant de chocolate. «Probarlo, sólo, y ya está», nos dijimos cuando lo pedimos. Ni rastro del coulant después de posarse en la mesa: «¿A ver quién cena hoy, cristiano?».
Galería de imágenes de Restaurante El Olivo
Restaurantes en Lanzarote
De tapas en Lanzarote
Estaba más que correcto el solomillo con foie y una reducción de Pedro Ximénez. No obstante, llegó después del bacalao que había puesto el listón en el séptimo cielo. Éramos dos comensales, pero era obligación de nuestra casa probar al menos un postre. El Olivo tiene margen de avance en el listado repostero y la carta de vinos. Sobre todo en la de vinos. Entendemos que la cocina del lugar merece una apuesta más variada. No había estómago que resistiera un tradicional bienmesabe con helado. Así que nos decantamos por el seguro coulant de chocolate. «Probarlo, sólo, y ya está», nos dijimos cuando lo pedimos. Ni rastro del coulant después de posarse en la mesa: «¿A ver quién cena hoy, cristiano?».