CÓMO ABORDARLO: Dejar un vehículo en el cementerio de Guatiza y otro en los molinos de viento de Los Valles. DISTANCIA: 7 kilómetros. DIFICULTAD: Alta. DURACIÓN: Tres horas. A TENER EN CUENTA: Sendero apto sólo para mayores de edad (no se aconseja llevar niños). Llevar ropa y calzado adecuado. Agua. Alguna chocolatina y bollería. Gorra y crema solar. No nos olvidemos del móvil. PARA DESPUÉS DEL PATEO: A unos pocos kilómetros de Guatiza se encuentra las playas y piscinas naturales de Charco del Palo y la playa de La Garita de Arrieta. En Guatiza podemos tapear en La tasca de Lita y en Arrieta está Amanecer.
El barranco de Tenegüime, declarado paisaje protegido por la ley de Espacios Naturales de Canarias en 1994, resulta uno de los enclaves más misteriosos de la isla. Su carácter responde a un panorama de fuertes contrastes donde el ambiente seco de su base acoge diferentes hábitats naturales como el tajose y numerosas especies vegetales como los verodes, las tabaibas y, entre otras, las lavándulas. La majestuosa instantánea desde su cumbre resalta por la riqueza colorista que se funde en una inclasificable mezcla cromática: el ocre, las verdes palmeras y piteras, las flores rosa de los verodes, las piedras liquenadas de ese suave verde orégano…
Antes de proceder al descenso del barranco debemos tomar conciencia de que la primera hora de camino se torna como tarea altamente dificultosa y si nos confiamos podemos sufrir un resbalón peligroso. Aconsejamos el paso seguro fijándonos bien donde pisamos, guardar las cámaras fotográficas en la mochila y realizar las paradas que sean necesarias para de pie o sentado sobre un peñasco contemplar la fuerza espectacular de esta zona. A unos cien metros a la izquierda del parque eólico de Los Valles, mirando al fondo del barranco y el mar, encontraremos un conjunto de casas de apariencia semiabandonada. Desde ese punto se inicia el sendero, bordeando el lateral derecho del barranco, pudiendo introducirnos en éste, pero extremando las precauciones.
El cauce de este espacio ofrece la visión del efecto de la erosión del agua en la fracción geológica más antigua de la isla. El paso del agua explica el continuo brote de numerosa vegetación en diferentes puntos de sus hectáreas. Los sufridos acantilados son aprovechados como guaridas por sus particulares pobladores, palomas, cernícalos, guirres y pardelas. El vuelo de éstas se acompasa del ritmo parsimonioso de las laderas, con el suave crujir del viento sobre los molinos de Los Valles. Entre la maleza y sincronizados por la cercanía de nuestros pasos, las lagartijas y el lagarto de Haría responden con eléctricos movimientos buscando nueva protección.
A la hora de camino, en el centro del barranco hallaremos una vieja edificación a medio construir y abandonada que nos servirá de aliviadero. Momento ideal para reponer fuerzas, beber algo de agua y aprovechar la perspectiva al este y al oeste del desfiladero. La suma de colores, la paciente instalación de las acequias que aprovecharan la caída del agua con destino a las higueras, parras y otras plantaciones y la sólida estructura del barranco resulta una pieza de bella contemplación.
Aunque es posible la continuidad del tránsito por el interior del barranco, sugerimos que se ascienda nuevamente hacia la ladera de la derecha desde la casa abandonada. El segundo tramo desde este espacio nos permitirá observar diferentes planos del choque paisajístico de Tenegüime, la capa grandiosa de tuneras de Guatiza y Mala y la cercanía de la costa este de Lanzarote, con el Roque del Este (islote del Archipiélago Chinijo) rompiendo el mar al noreste de la isla (ver foto a la derecha).
Esta parte del sendero es mucho más sencilla. Sin embargo, la proximidad del desfiladero y la invitación inherente a estar en el borde nos debe llevar a mantener la atención donde pisamos. Volviendo la vista al camino recorrido se percibe una unidad paisajística pero heterogénea, donde la vegetación y las aves parecen guardianes de las esencias del lugar.
En la recta final del camino nos alejaremos del inicio del barranco en su cara de Guatiza pateando hacia la derecha donde encontraremos la silueta del cementerio de este pueblo. Recuerde que visita un espacio natural protegido. Conviene concentrarse en no modificar su estado y no jugar con los animales y plantas que en su día permitieron la vigente catalogación. Debido a la dificultad del sendero convenimos en declararlo no transitable para niños. Para después del pateo: A unos pocos kilómetros de Guatiza se encuentra las playas y piscinas naturales de Charco del Palo y la playa de La Garita de Arrieta. En Guatiza podemos tapear en La tasca de Lita y en Arrieta está Amanecer.