CÓMO ABORDARLO: Dejar un coche en Bodegas La Geria y otro en la conurbación de La Asomada, en dirección a La Geria. DISTANCIA: 6 kilómetros aproximadamente. DIFICULTAD: Baja. DURACIÓN: Dos horas y media. A TENER EN CUENTA: Llevar ropa y calzado adecuado. Agua. Alguna chocolatina y bollería. Gorra y crema solar. No nos olvidemos del móvil. PARA DESPUÉS DEL PATEO: Tapas y vinos en Bodegas La Geria, El Chupadero (La Geria); almuerzo en Femés, El Golfo o Monumento al Campesino (a unos 15 minutos de la conclusión del sendero).
Este es un sendero apto para toda la familia. De unas dos horas y media de duración, el trayecto, salvo en unas pequeñas cotas, resulta muy sencillo de abordar. Destacan las espectaculares panorámicas de La Geria y Timanfaya que en buena parte del sendero conviven en un marco común. El pateo lo podemos iniciar en la conurbación de La Asomada, desde la carretera que une este pueblo con el espacio natural de La Geria. En dirección sur tenemos diversas opciones para atravesar las miles de parras, coquetamente guarecidas de los vientos, en medio del rofe volcánico muy típico de la zona. Muy pronto encontraremos la carretera que une Masdache con La Geria, perpendicular a la vía descendente de La Asomada. Con cuidado cruzaremos el asfalto y tropezaremos con una montañita de color negro con una característica mancheta blanca en su loma.
Rodearemos la montaña en dirección suroeste. Como en casi todo el camino, estas primeras estampas constituyen un deleite desde el punto de vista contemplativo. Los surcos, la piedra volcánica que limita las plantaciones y la viña conforman un activo claramente diferenciador en el paisaje lanzaroteño. Junto al fuerte rofe negro y los bordes rojizos que se adivinan de Timanfaya, el sendero invita a parar por momentos y perder la vista de norte a sur. Si bien se camina con facilidad por este espacio, resulta pertinente insistir en que nos hallamos en un espacio natural protegido y que debemos patear con sumo cuidado a través de las veredas presentes en casi todo el trayecto.
A la media hora de camino, toda vez que hemos bordeado esta primera montaña, nos adentraremos en la etapa más bonita del sendero, siempre en dirección sur. La unión de las bellezas de La Geria y Timanfaya es de esas cosas que hay que vivir en directo. Tan diferentes y, sin embargo, sus ritmos se hacen uno. La parra y el rofe de los viñedos se acoplan con esta estampa volcánica de la espalda de Timanfaya. Una juerga de colores asalta e inunda la vista. El azul celeste del cielo enmarca a las montañas ocres, negras y rojizas del Parque Nacional. De este crisol volcánico, aunque pueda resultar paradójico, brota variada vegetación, como los tabobos, las aulagas y cientos de higueras. Se aconseja en esta fase del trayecto caminar por la zona de rofe y evitar el espacio volcánico.
A la hora de camino tropezaremos con la segunda montaña que, como en la anterior, bordearemos en dirección suroeste-sureste. En su parte intermedia encontraremos una pequeña construcción arbolada. Este es un buen momento para el descanso y el avituallamiento, a la vez que relajadamente contemplamos las espectaculares vistas. Un pequeño descenso nos llevará a otra pequeña montaña en forma de caldera. Es sencilla su aproximación y vale la pena, porque en el interior de esta montañita también hay unas pocas plantaciones de viñas (ver foto a la derecha).
Con la misma estrategia que en las cotas anteriores rodearemos una tercera montaña. Se identifica con facilidad porque tropezaremos con una valla que delimita un buen número de hectáreas en dirección sur. Debemos caminar por la izquierda de esta protección, con cuidado para no erosionar excesivamente la zona y evitando zigzaguear por la montaña de rofe negro. Un cuarto de hora aproximadamente lleva este camino junto a la valla, terminando, nuevamente, en los viñedos de Bodegas La Geria con la espalda de Timanfaya a su vera.
Una vez que superamos este punto, caminaremos en dirección suroeste-sureste alcanzando en otro cuarto de hora aproximado Bodegas La Geria, con su zona de degustación de sus propios caldos o el sugerente rincón de tapas y vinos de El Chupadero. Estas dos opciones son válidas para continuar con la jornada en medio de la naturaleza después del pateo. A un cuarto de hora en coche aproximadamente diversificamos las posibilidades gastronómicas en Femés o El Golfo en dirección sur, y en el Monumento al Campesino al norte, por la carretera La Geria-Masdache-San Bartolomé.