Rodeando la senda, las lenguas de colada volcánica acaparan el protagonismo visual. Será la tónica general de la jornada, que sin embargo nunca aburrirá ni resultará monótono debido a las caprichosas y variadas formas que la lava solidificada adoptará según pasen los kilómetros. BellÃsimas figuras de lava que la erosión ha logrado esculpir que parecen gigantes pedruscos de olivina, gracias a la riqueza de vegetación que se posa sobre éstas. Alcanzamos la cima de Caldera Blanca. En ningún momento pudimos sospechar su majestuosa estampa. Tremenda caldera. Sus tonalidades diferentes, blanco, ocre, rojizo, verde.